No surgió un Ashram inmediatamente. Al principio sólo había un cobertizo con palos de bambú y un techo de hojas de palma. A través de los años, los números crecieron, las donaciones llegaron y fueron construidas las instalaciones habituales de un Ashram – la sala donde se sentaba Ramana, la oficina, la librería, el dispensario, el cuarto de huéspedes para los visitantes masculinos y un par de pequeños bungalows para huéspedes de larga estancia. Un grupo de sadhus hicieron una colonia en Palakottu, una arboleda al oeste del Ashram. Con la llegada de la Vaca Lakshmi se construyó un establo junto con una gran cocina para atender a la siempre creciente multitud de visitantes. Sinceros devotos de Ramana se encargaron del cuidado de las vacas y de dar de comer a la gente, sobre todo a sadhus y a pobres. Con el paso del tiempo se construyó un templo propiamente dicho sobre la tumba de la Madre Alagammal, el templo de Matrubhuteswara, en donde se continúan llevando a cabo ceremonias de adoración diarias.

Ramana nunca permitió que se mostrase ninguna preferencia hacia él. En el comedor se mostró inflexible acerca de este punto. Incluso cuando le daban alguna medicina o tónico, él quería compartirlo con todos los demás. La gestión del Ashram no era tampoco su preocupación. Si había normas establecidas, él sería el primero en cumplirlas, pero él por su cuenta nunca estableció ninguna. Su trabajo era puramente espiritual: guiar en silencio la siempre creciente familia de devotos que se reunían junto a él. El hermano menor de Ramana, Niranjanananda Swami (Chinna Swami) se convirtió en el administrador del Ashram o Sarvadikhikari.

El centro de todas las atenciones era la sala de meditación (la Sala Antigua) en donde los devotos se sentaban con el Maharshi. El silencio dinámico de la sala vibraba con su gracia. El amor divino brillaba en sus ojos y en caso necesario sus potentes palabras iluminaban a los visitantes. No había normas en lo referente a que todo el mundo debía meditar de una forma concreta o en un momento determinado. Durante los primeros años, las puertas nunca estuvieron cerradas e incluso la gente podía venir de noche para estar con él.

Preocupado por el hecho de estar accesible a todos los visitantes y a todas horas, Ramana nunca abandonó el Ashram a excepción de su paseo diario en la Colina y en Palakottu (una colonia de sadhus adyacente), por la mañana y por la tarde. En los primeros años, a veces caminaba por la carretera que rodea a la montaña (Giri Pradakshina).

Samadhi ShrineEn 1949 se detectó que Ramana tenía sarcoma en su brazo izquierdo. A pesar de los intensos cuidados médicos, el 14 de abril de 1950 quedó evidente que el final de su cuerpo físico estaba cerca. Por la noche, los devotos, que estaban sentados en el porche fuera de la habitación que había sido construida especialmente para la comodidad de Bhagavan durante su enfermedad, se pusieron a cantar espontáneamente “Arunachala Shiva” (La Guirnalda Marital de Letras). Cuando Ramana lo escuchó, sus ojos se abrieron y brillaron. Concedió una breve sonrisa de una ternura indescriptible. De las esquinas exteriores de sus ojos brotaron lágrimas de felicidad. Una profunda respiración más y nada más.

En ese mismo momento, a las 8:47 p.m., lo que parecía ser una enorme estrella se deslizó lentamente cruzando el cielo del noroeste en dirección a la cima de Arunachala. Muchos vieron este cuerpo luminoso en el cielo, incluso desde tan lejos como Bombay y que, conmocionados por su peculiar apariencia y comportamiento, atribuyeron este fenómeno al fallecimiento de su Maestro.

A día de hoy, el poder de Sri Ramana no ha disminuido. A menudo los visitantes del Ashram han comentado, “Pero uno puede sentir su presencia muy poderosamente.” Antes de que Sri Ramana abandonara su cuerpo, los devotos fueron donde él y le rogaron que permaneciera con ellos durante más tiempo, ya que andaban necesitados de su ayuda. A lo que él contestó “¡Irme! ¿A dónde puedo ir? Yo siempre estaré aquí.”